EL ÁMBAR. CURIOSIDADES, TIPOS Y CUIDADOS

EL ÁMBAR. CURIOSIDADES, TIPOS Y CUIDADOS

El ámbar es una de las gemas que se pueden encontrar en algunas colecciones de joyería. En Bárbara Barceló Nature Joies también nos gusta utilizarlo, ya que es uno de los materiales que más nos inspiran, y por ello no podemos dejar de dedicar un espacio a estas gemas que provienen de resinas fósiles tan maravillosas que deslumbran con su brillo solar, y nos cuentan la historia de nuestra procedencia a través de los insectos incrustados en su interior hace millones de años.

Espero que os guste esta recopilación sobre el origen del ámbar y cómo cuidarlo y guardarlo para mantenerlo en óptimas condiciones el máximo tiempo posible.

EL ÁMBAR Y SUS VARIEDADES

El Ámbar es una gema preciosa de origen orgánico muy apreciada en joyería desde hace milenios. Proviene de la resina de árboles fosilizada hace muchos millones de años, en la Prehistoria. Se caracteriza por ser translúcida, de peso muy ligero, dura, arde con facilidad y desprende buen olor. (sí, si la calentáramos con fuego debería desprender un olor a resina muy característico).
La primera noticia documentada que tenemos sobre él proviene de principios del año 2000 a. C. en Mesopotamia, aunque su antigüedad y origen proviene de mucho más atrás. El ámbar báltico procede del Pleistoceno, de hace 60 millones de años.

No todo el ámbar proviene del mismo tipo de árbol, ni tiene la misma antigüedad. Así, en joyería, si bien el más famoso y conocido en la actualidad es el ámbar del Báltico, que  supone aproximadamente el 90% del ámbar comercializado, hay otras regiones del Mundo donde existen yacimientos muy importantes y de los que también se ofrecen piezas de joyería muy exquisitas.

El ámbar europeo se ha formado a partir de la resina de un tipo de árbol denominado Pinus succinifera. Sin embargo, en América el ámbar proviene de una planta leguminosa, la Hymenaea courbaril, conocida en Cuba y República Dominicana como algarrobo. Éste ámbar pertenece al período geológico terciario. Y es en el ámbar caribeño donde más inclusiones de insectos se suelen encontrar. El ámbar dominicano tiene una antigüedad de 20 millones de años, que ya son muchos ¿No os parece?

Otros yacimientos importantes se dan en Myanmar, también datados en 60 millones de años de antigüedad, y presentan un aspecto moteado en su interior debido a inclusiones de calcita.

También hay yacimientos de ámbar en España. En Cantabria se descubrió en 2008 el mayor yacimiento europeo del Cretácico de esta gema.

Los colores del ámbar son muy variados: el más común es el amarillo, pero también se encuentra en tonos anaranjados o “coñac”, y muy raramente en rojo, blanco, café, verde azulado y musgo.
Según la escala de Mohs, el rango del ámbar va desde 2 a 3. Esto significa que el ámbar es una piedra suave: se puede rayar con un objeto cortante, por lo que debes ser muy cuidadoso cuando lo uses. Por lo mismo, si se golpea o cae puede romperse con facilidad.

ámbar LAVA from earth              ámbar LAVA from earth

CURIOSIDADES Y LEYENDAS SOBRE EL ÁMBAR

Los egipcios en la Antigüedad lo llamaban Sacal que significa roca. Se han encontrado piezas realizadas con esta gema  en las tumbas de los Faraones, por lo que se puede afirmar que ya era apreciada en esta civilización como elemento ornamental.

En la antigua Grecia, sin embargo, se creía que provenía de las lágrimas de Heliades, de luto por su hermano Faeton asesinado por Zeus al querer mover el sol a lo largo del cielo. Ella se convirtió en un álamo, y sus lágrimas en ámbar, al que llamaron en Grecia “electrón”, que quiere decir “sol radiante”, por las propiedades electromagnéticas que tiene esta gema. De ahí derivó posteriormente la palabra electricidad.
En la región del Báltico sin embargo la leyenda tiene mucho más de romántico, y la asocian a la historia de Jurate. Jurate era la reina del mar. Se enamoró de un pescador llamado Kastytis, cosa con la que su padre el rey Perkunas no estaba de acuerdo porque era un humano. Como castigo, el rey mató al pescador y destruyó el palacio de ámbar de Jurate, convirtiéndola en espuma de mar. La leyenda dice que las piezas de ámbar que se encuentran en el Báltico son las lágrimas que Jurate derramó por la pérdida de su amado.

A lo largo de los siglos  al ámbar se le han atribuido propiedades curativas y mágicas. Si bien es posible que seas escéptico y no creas mucho en la medicina alternativa, hay incluso libros más o menos científicos que asocian esta gema a variadas mejoras en la salud y en concreto sobre algunas enfermedades. Un ejemplo es alguna de las obras de Hipócrates, padre de la medicina, en las que describe algunas de sus propiedades que fueron utilizadas ampliamente hasta la Edad Media. Plinio el Joven fue otro de los estudiosos de esta gema, comparándola con la piedra imán y sus cualidades bien conocidas.

Si tenemos en cuenta que la composición del ámbar incluye elementos que el cuerpo necesita como el hierro, magnesio, zinc, fósforo, o calcio, entre otros, podemos aceptar que pueda influir en la mejora de algunas dolencias humanas.

Pero es principalmente gracias al ácido succínico que se encuentra entre sus componentes en altas cantidades que se le atribuyen grandes propiedades como las siguientes:
– Es antiespasmódico y analgésico.
– Mejora el sistema inmunitario y el metabolismo celular.
– Tiene propiedades antioxidantes y antienvejecimiento.
– Alivia las molestias de dentición de los bebés.

A nivel más emocional, e incluso mágico, se ha escrito mucho sobre las propiedades de quien lleva consigo una pieza de ámbar, o al menos la tiene cerca dentro de casa:
– Se dice que saca del cuerpo las energías negativas y ayuda a curar la depresión, y la ansiedad.
– Ayuda a equilibrar la influencia de los equipos eléctricos a los que continuamente estamos expuestos actualmente.
– Alivia enfermedades crónicas. De hecho, el aceite de ámbar es utilizado para masajes terapéuticos.
– Debido a su color oro, se le asocia a las buenas energías de éste, promoviendo las buenas vibraciones de las alegrías de la vida y el equilibrio emocional.

CUIDADOS DEL ÁMBAR

Si eres  uno de los afortunados que tiene una joya de ámbar natural, es preciso que tengas al menos unas pequeñas nociones de cómo debes cuidarlo, y almacenarlo para que no se te rompa, raye, o pierda su brillo y belleza.
Ten en cuenta que como ya te he comentado antes, es bastante delicado, se raya con facilidad y su brillo con el paso del tiempo puede volverse opaco. Para que éste brillo dure más tiempo, sigue estos consejos:
1. Mantén tus piezas alejadas de fuentes directas de calor, y evita cambios bruscos de temperatura, intentando que no se almacenen en condiciones ni de mucho frío ni de mucho calor. Tampoco es bueno dejarlas en la ventana con temperaturas frías, ni al contacto directo de la luz del sol.
2. Evita hacer deporte y sudar con joyas de ámbar. Tampoco es bueno cocinar con ellas encima, para evitar el calor en exceso.
3. Evita golpes al quitarte las joyas, pues por su delicadeza pueden rayarse o golpearse y hasta romperse si las dejas sobre una superficie dura bruscamente.
4. Evita exponerlas a la laca o perfumes, ni a detergentes o químicos del hogar, pues pueden formar una capa de color blanco que podrían quedar para siempre.
5. Mucho cuidado si llevas las manos sucias, y sobre todo si están manchadas de grasa alimenticia de algunos tipos (la manteca, mantequilla y el aceite de girasol son muy perjudiciales).

ALMACENAMIENTO Y LIMPIEZA

– Lo mejor para preservar su brillo y evitar deterioros es guardar tus joyas de ámbar en una caja oscura, y sin que le dé luz solar directa. Aunque necesita de vez en cuando que se lo saque a la luz, para recargar su energía. Con cuidado y sin exponerlo excesivamente, es bueno que el sol le ayude a recuperar su brillo y luz interior. De lo contrario podría perder ese brillo que lo hace tan especial.
Incluso hay gente que dice que es precisamente con la saturación de la luz solar que adquiere sus propiedades curativas.
Como ya te hemos comentado antes, evita al guardarlo exponerlo a cambios bruscos de temperatura.
La mejor manera de guardarlo y protegerlo es separada de otras piezas de joyería, en una caja recubierta de terciopelo, que evitará grietas si se golpean con las paredes interiores de la misma. Las bolsas de seda no son suficientes para protegerlo pues accidentalmente podría dañarse o rayarse.
– Lo más seguro a la hora de limpiar una joya con ámbar es no aplicar ningún tipo de detergente. Frotarlo con un paño suave que no raye, para eliminar restos de grasa, sudor, o polvo después de cada uso es la forma más sencilla de evitar su deterioro.
Aún así, si realmente está muy sucia, y quieres intentar su limpieza aplicando algún tipo de detergente suave bajo tu riesgo, lo mejor es que hagas una prueba con cuidado en una pequeña zona poco visible para probar su resultado. Pero no puedo garantizarte que no resulte dañada. Mucho mejor sería utilizar sólo agua dulce, y nunca lo tengas sumergido en ella más de diez minutos, pues su estructura la absorbe y es irreversible.
– Una de las pruebas que se usan para saber si una pieza de ámbar es auténtica o no es sumergirla en agua salada. Si flota es muy posible que lo sea. Si se va al fondo, con toda seguridad no es ámbar. Pues bien, si se te ocurriera hacer esta prueba, limpia inmediatamente la pieza con agua dulce y sécala bien con un paño suave. La sal también dañará la pieza si no la eliminas. El agua se recomienda que esté tibia, jamás caliente.
– Algunos joyeros recomiendan frotarlas con suavidad con aceite de oliva o de almendras para eliminar otras marcas de grasa, procediendo inmediatamente a secarlas con un paño seco y suavemente.

Espero que os haya gustado este espacio dedicado a una de las gemas que más nos apasiona en Bárbara Barceló Nature Joies, y que os haya sido útil si ya tenéis alguna joya con ámbar, o estáis pensando en adquirirla.

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